En el curso 2020/2021, empezábamos un nuevo camino. Dábamos comienzo al proyecto de ser CENTRO PREFERENTE en la escolarización DE ALUMNOS CON TEA (Trastorno del Espectro Autista).
La ilusión y las ganas por crear algo desde cero, pudo más que la situación atípica que nos estaba tocando vivir, así que el Equipo Directivo no dudo en dar un SÍ rotundo a la administración.
Se abría una maravillosa posibilidad, como colegio público, de hacer nacer una nueva manera de ser y de hacer, de sembrar, de encender, de dar la luz y los primeros pasos a algo tan bonito y, a la vez, tan complejo como transformar un centro ordinario en centro preferente para alumnos con TEA.
Unas de las primeras decisiones, a nivel de centro, fue elegir un nombre para ese espacio especializado en TEA (“El aula TEA”). Un nombre que diera sentido a todo lo que significa, no sólo trabajar con este tipo de alumnado, sino también, la EDUCACIÓN.
En esa votación participamos tanto el personal docente del centro, como el no docente (conserjes, monitoras de comedor, enfermeras).
Finalmente, el nombre más votado fue: “MIRADAS AL MAR”. Un nombre que guarda preciosos significados.
Por un lado, se daba valor a la importancia de la MIRADA/MIRADAS en la vida y en la educación. Cuando eres adulto y echas la vista atrás, recuerdas con amor a esas maravillosas maestras/os que te acompañaron en la infancia; probablemente no recordemos qué asignatura nos dieron, pero SÍ recordaremos esa mirada que nos hizo sentirnos vistos, valiosos y que éramos capaces de lo que nos propusiéramos. Esas MIRADAS cómplices. Esa MIRADA penetrante de muchos de nuestros alumnos con o sin TEA. Esa mirada que, a veces, tenemos que perseguir para poder conectar por unos segundos con lo que ellos y ellas son, con lo que sienten y no pueden expresar con palabras pero sí de muchas otras maneras. No olvidemos que, las personas con TEA suelen tener una excelente memoria visual. Los OJOS son un gran canal de aprendizaje.
Por otro lado: el MAR. El mar asombra y los niños/as, también. Nuestra profesión es asombrosa. Además el mar aporta profundidad en el alma, nos da la calma y la fuerza, el misticismo y la grandeza que a todos enamora, la serenidad, la belleza y la incertidumbre. Pero también hay días de tempestad y grandes olas que te dejan sin aliento. Al igual que el mar nos nutre de todo esto tan especial, la educación también. Además, el color distintivo del autismo es el azul, como el mar. Pero un azul con infinitos matices y variaciones como lo es todo el espectro del autismo.
Una vez presentado el nombre y su justificación, queríamos presentarnos nosotras. Las dos personas responsables del aula TEA “Miradas al mar”:
- Lara Latapia (Maestra especialista en Pedagogía Terapéutica y en Audición y Lenguaje).
- Eva Collado (Técnico de Integración Social).
Os iremos contando, poco a poco, cómo hemos ido haciendo este camino, acompañadas siempre de ILUSIÓN, INCETIDUMBRE, DESAFÍOS, MIEDOS, AMOR, VALENTÍA, TERNURA y mucho aprendizaje en cada pequeño paso.
¡Hasta pronto!